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Jueves, 13 Marzo 2025

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La mejor medicina es la prevención

Posponer el médico, porque no hay ningún síntoma de que pasa algo. Esperar a que el bicho aquel se entre al cuerpo para pedir la cita. Así somos.

El doctor Carlos Espinal Tejada, experto en enfermedades tropicales y emergentes y en salud pública, habla de la importancia de la medicina preventiva, esa para evitar antes de.

¿Qué significa prevenir?

“El colapso de los servicios de salud se da por la sobrecarga que hay en este proceso de la enfermedad, que va aumentando en la medida en que aumenta la edad. Hay una mayor demanda de los servicios de salud, hay una dificultad en la oferta, en el acceso a medicamentos, y a la misma estructura del servicio, y esto lleva a un colapso institucional. Es una crisis permanente del sector salud, sin contar el tema de la corrupción que es terrible en Colombia y en otros países de América Latina.

Cuando hablamos de prevención, uno puede hacer prevención en las vacunas, en las enfermedades crónicas transmitidas por vectores, si hace todo lo que hay que hacer en el manejo ambiental para prevenir el desarrollo de las epidemias.

Hace prevención en las enfermedades crónicas mediante el cambio de los estilos de vida saludables, el cambio en los hábitos alimenticios, en el fomento del ejercicio, en la reducción del consumo de sal, en la eliminación del tabaco, no en la reducción –el tabaco hay que eliminarlo– y en las intervenciones tempranas cuando se detecta alguna de esas enfermedades. Una vez que el paciente esté diagnosticado con diabetes, viene entonces la prevención secundaria, que ya el paciente es diabético, pero hay que manejarle su glucosa, hacer ejercicio, básicamente lo mismo, pero para prevenir la progresión de la enfermedad.

Este tema uno lo ve muy fácil, porque ahí están las recetas. Qué más fácil que hacer ejercicio, que comer saludable, que reducir la dieta, pero si uno no tiene un proceso de educación desde la infancia hacia hábitos saludables, es complejo. Cambiar los hábitos de una persona es muy difícil”.

Es un asunto cultural...

“Hay un cosa cultural supremamente marcada. La otra es que todos estos hábitos saludables y estilos de vida necesitan que haya un componente social que facilite ese proceso, porque si alguien dice voy a comer sano y a seguir la dieta mediterránea, que incluye aceite de oliva... bueno, saque pues la platica para el aceite de oliva en la gente de ciertos estratos, y que no consuman los aceites saturados, ni utilicen el aceite como hacen las familias diez veces, cuando ya no sirve y es dañino, o que no cocinen con leña, para que eviten el problema pulmonar. Eso lo ve uno muy fácil en la receta, pero luego es cómo implementar esas medidas desde un sistema de salud, y cómo implementarlas a través de las asociaciones civiles, porque esto ya es una responsabilidad del sector salud, sino de la comunidad y del individuo.

Cómo le vamos a dar a nuestros hijos una educación en estilos de vida saludables, que fomenten el deporte, lo del alcohol, lo de las drogas ilícitas, y todo eso se va conjugando en el proceso de vida saludable.

Ahí es donde estamos enredados, porque el servicio de salud destina su 97.8 % del presupuesto a la medicina reparadora y el 2 % a la medicina preventiva. Hay que hacer una inversión en ese chip que mantenemos nosotros de que hay que construir más hospitales, más clínicas. Pues sí, ahora hay que hacerlo porque hay que atender la demanda, pero al mismo tiempo hay que ir invertir en estas prevenciones y eso es lo que no hay. Primero porque no tenemos el chip, segundo porque cuando lo tenemos nos falta plata porque no sabemos buscar los recursos, que si a un administrador del gasto le dicen yo tengo que construir esta clínica para enfermedades cardiovasculares, y hacer cirugías, inmediatamente aparece la plata, pero diga que necesita una campaña en televisión sostenida durante un año sobre hábitos, dicen: no, eso vale mucho”.

¿Cómo hacer entonces para cambiar el chip?

“Tenemos que formar médicos que piensen en salud pública, desde el punto de vista del concepto de prevención y vida saludable. Tenemos que formar personal en salud, ese que juega un papel fundamental porque ve a los pacientes a diario, y fomenta la prevención.

El otro punto importante es la inversión. Invertir tanto en la medicina reparadora como en la de prevención. Es muy difícil ver en nuestras EPS y medicina prepagada un programa de prevención de riesgos cardiovasculares para las personas, y digo personas y no pacientes, porque es antes de que se vuelvan pacientes. Y ahí ya empezamos mal: para nosotros son todos pacientes. Entonces fomentar esos programas de prevención de diabetes y no dedicar tanto esfuerzo únicamente a lo que es el manejo y la atención al paciente”.

¿Y el individuo que no está en la salud?

“El problema también es en la visión que tenemos nosotros de la salud, que no vamos al médico sino cuando nos enfermamos, pero nunca visitamos una clínica de prevención para evitar los riesgos. Primero porque no hay una clínica de prevención de enfermedades, y el que la ponga en Colombia se quiebra, y no lo cubre la EPS.

Todo ese chip hay que cambiarlo y tiene un proceso de educación que algún día tenemos que empezar. Mientras más rápido empecemos, mejor, y esa educación tiene que empezar a nivel de los colegios, de las escuelas, en las facultades del sector salud”.

¿Es entender que la salud no solo le incumbe a los médicos, al personal de salud, si no que es de todos?

“El trabajo tiene que ser conjunto, comunitario, y un concepto muy importante es el autocuidado: nadie es más importante que uno mismo. Solo que uno no se valora así en general. Siempre habrá algo más importante”.

¿Por qué hay expectativa de vida mayor?

“Porque de todas maneras los sistemas de salud han evolucionado y se han desarrollado medicamentos, entre ellos las vacunas que reducen tremendamente los riesgos de morir, puede que no los de enfermar. Por eso el paradigma hoy es que uno le tiene que adicionar vida a los años y no años a la vida, porque el agregarle vida a los años quiere decir que va a tener más calidad de vida, va ser más autónomo, no va a tener que llegar a los 80 y todo el mundo velando por usted a ver qué le pasa, porque no puede caminar, le dio un infarto, es hipertenso”.

Lo importante es vivir con calidad...

“Claro, no vivir por vivir. Ese es el cambio que se está haciendo ahora en la salud. El hecho de cambiar el concepto de agregar vida a los años, no implica que vaya a vivir más que en la situación actual donde solamente es el impacto en la morbilidad y en la mortalidad y punto. En Colombia, el promedio es 74 o 76 años de vida, y eso va creciendo a medida en que se mejoran los servicios, los medicamentos, los factores de riesgo.

¿No es muy problemático que haya tantos viejos?

“Es inevitable, porque hacia allá va la transición demográfica. Lo importante es cómo esas personas que llegamos a los 60, lo hacemos en buena forma, porque si no eso se vuelve una carga para el sistema de salud, porque es el diabético que tiene que ir cada ocho días por un coma diabético. La persona que tiene un Epoc, porque ha fumado toda la vida, después de los sesenta cada mes y medio está internado por una neumonía, una gripa, y son internaciones de quince o veinte días, y si en ese tiempo le da una bacteria, entonces son 6 o 7 meses. Vuelve la importancia de la prevención”.

Dijo que la inversión no garantiza que el sistema funcione. ¿Cuál es el equilibrio?

“La inversión garantiza es una gasolina que necesita el sistema, pero si el sistema no está bien aceitado y no tiene toda la maquinaria, no es eficiente. Usted puede tener una gran inversión, como en Estados Unidos, pero un sistema ineficiente, porque no tiene un buen acceso a la salud, excepto en situaciones críticas, y los medicamentos son de un altísimo costo –y eso no solamente en Estados Unidos, sino en otras partes–. Puede tener una muy buena inversión, pero si el sistema no tiene una buena administración, un buen juicio en la inversión de los recursos, y además si eso le sumamos la corrupción, puedes tener todo el dinero del mundo, pero la eficiencia no permite que se gaste bien. Una cosa es tener el dinero, y otra ser eficiente y efectivo en el manejo de los recursos y en la administración”.

Tomado de ElColombiano.com

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